Descubre el secreto para una piel radiante y saludable: la limpieza y la exfoliación. Te desvelaremos la importancia de estos dos pasos fundamentales en tu rutina de skincare.
Desde la eliminación de impurezas hasta la renovación celular, te mostraremos cómo estos simples hábitos pueden transformar tu piel.
La piel, siendo el órgano más grande y visible de nuestro cuerpo, desempeña un papel esencial en nuestra salud y bienestar general. Su función principal como barrera protectora nos resguarda de una amplia gama de amenazas externas, desde bacterias hasta los rayos dañinos del sol. La limpieza y la exfoliación son dos pilares fundamentales en el cuidado de la piel, ya que ayudan a mantener su equilibrio natural y a eliminar las impurezas que podrían obstruir sus funciones.
Al otorgarle estos cuidados necesarios, no solo garantizamos una piel más radiante y saludable, sino que también promovemos su capacidad para proteger nuestro organismo de manera efectiva.
RENOVACIÓN CELULAR, FUNDAMENTAL PARA LA BELLEZA Y LA SALUD DE TU PIEL
Aunque a veces se nos olvide, nuestra piel es un órgano vivo (el único en el exterior del cuerpo) y como tal tiene una función muy específica: proteger nuestro cuerpo de los agentes patógenos y otras agresiones externas como los agentes climáticos, la contaminación, los rayos UV, etc. Por lo tanto, es un auténtico escudo de nuestro cuerpo y para garantizar bien sus funciones se regenera de forma continua y totalmente autónoma.
Está constituido por células que nacen, crecen, se reproducen y mueren. De ahí que en la piel esté en constante renovación. Haciendo un símil, nuestra epidermis es como una construcción de cuatro plantas, cuyos ladrillos son las células, llamadas queratinocitos, que son los responsables de la síntesis de una proteína esencial (la queratina) que se renueva de forma continua para proteger las funciones de la piel.
Las nuevas células nacen en la parte inferior de la epidermis, y van subiendo al exterior conforme las más antiguas se van desprendiendo. Y a su vez, estas nuevas morirán, se descamarán y darán paso a las nuevas. Así en un círculo constante y natural cuyo proceso completo dura en torno al mes, pudiendo llegar a cuarenta días en algunos casos.
En el caso de las pieles sanas, la cantidad de células eliminadas en la superficie suele estar perfectamente compensada con la producción de nuevos queratinocitos. Sin embargo, a veces esta renovación se acelera debido a diferentes factores externos o internos, haciendo que las células se multipliquen más de lo previsto.
Como resultado, las células muertas no disponen del tiempo necesario para ser eliminadas y se van acumulando en la superficie de la piel donde van formando placas. Este fenómeno es el que está detrás de una piel que se “pela” o de enfermedades como la psoriasis.
Son numerosas las ocasiones en que nuestra piel necesita de un empujoncito que le ayude a liberarse de las células muertas (queratinocitos muertos) y facilite su renovación celular. En especial, con la edad, la piel va perdiendo esta capacidad haciendo que las células muertas se vayan acumulando en la superficie taponando los poros. El resultado es una piel apagada, desvitalizada y más seca.
En el caso de pieles más grasas, la liberación de las células muertas desobstruye los poros permitiendo un mejor control de los brotes de acné.
HISTORIA DE UNA CÉLULA MUERTA … Imagínate que tu epidermis es una construcción de cuatro plantas. Todo empieza en la primera…
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¿QUÉ PASA SI LA PIEL DE TU CARA NO SE RENUEVA BIEN?
Si tu piel no se renueva adecuadamente, pueden aparecer diferentes problemas estéticos.
- Tono apagado: las células muertas que no se desprenden permanecen en la superficie de la piel formando una película que elimina el brillo natural de la piel.
- Envejecimiento prematuro: si las células pierden su cohesión, pierden también su eficacia en la retención del agua. Esto provoca una paulatina deshidratación que se encuentra en el origen de las arrugas precoces.
LA LIMPIEZA DE LA PIEL, UN PASO ESENCIAL PARA SU BELLEZA
Lucir una piel bella requiere de una buena limpieza, al menos una vez al día e idealmente mañana y noche. Ello se debe a que está expuesta a lo largo del día a fuentes de impurezas como la contaminación, el polvo, el maquillaje. Se trata de residuos externos, pero la piel también produce sus propios desechos como el sebo, las toxinas eliminadas a través del sudor, las células muertas.
Todos ellos deben eliminarse diariamente de lo contrario la piel va perdiendo su brillo natural volviéndose cada vez más apagada y con una textura más irregular, además en el caso de las pieles grasas, el exceso de sebo se vuelve más importante, así como la aparición de imperfecciones.
Además, una piel limpia absorbe de forma óptima los cosméticos de tu rutina diaria (hidratantes, nutritivos, antiacné… de cualquiera de ellos). En el caso de que te maquilles, el maquillaje te durará mucho más si tu piel está limpia y bien hidratada que si lo haces sobre una piel con grasa e impurezas. Por lo tanto, limpiar bien la piel del rostro contribuye de forma clave a lucir una piel bella y saludable.
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¿Realmente es necesaria una limpieza mañana y noche?
Sí, es necesario. Por la noche, es fundamental que limpies bien los restos de maquillaje, sebo, contaminación, polvo e incluso las toxinas eliminadas a través del sudor.
Por la mañana, también debes limpiar tu rostro del exceso de sebo y toxinas acumuladas en la piel durante la noche.
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Sin producir tirantez, el resultado es una piel limpia, purificada, renovada y con una maravillosa sensación de suavidad y frescor.
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